Recordarte se convirtió en un suicidio mental. Esperarte se volvía una tortura sentimental. La decepción se convertía en costumbre a medida que el tiempo iba rozando el olvido. El silencio se transformó en ese ruido que frustraba mi desesperado plan de dejarme de plantearme cada una de las decisiones tomadas.
Tú que eras todo color, me transformaste en gris. Y es que eso eras tú: mis momentos, mi armonía, mi silencio cómodo, eras luz. Tan posesivo cuando no logramos ser. Tan sentimental cuando no lo demostrábamos. ¿Cómo lograríamos salir de la avalancha que podría caer, si nunca gritamos para remover la nieve?
Y es que yo, que nunca te conté, te lo dije todo. Y tú, tú lo removiste con solo un beso.
Gaby, Viti
Cuando el "Yo" se vuelve "Nosotros" nos podemos perder de forma irremediable.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, uno no puede olvidarse de si mismo.
EliminarGracias por tus comentarios