lunes, 11 de abril de 2016

Dulce vulnerabilidad



Me puedes. Me puedes toda tú. Me puede esa sonrisa tan perfecta y gratificante con la que siempre me recibes. Esa que más que una sonrisa es la luz de mi día. Tan brillante y tan perfecta. Me puede también esa risa que la acompaña, tan de niña peque, tan de mujer.

Me pueden tus ojos. Vaya que si me pueden. Érase unos ojos con una chica preciosa. Me pueden con su inmensidad. Me pueden con esa manera de tocarme. Tocado y hundido diría yo. Me pierdo en ellos pero a la vez me encuentro. Me encantan como brillan a la luz del sol y de la luna.

Me puede lo que eres, pero aún más me puede lo que puedes llegar a ser.

Me pierde. Me pierde pensar que algún día pueda llegar a perderte. Me parte. Me parte tu ausencia cada vez que te marcho o me marchas.

Me pueden mis pensamientos, me puedes tú intentando entenderlos. Me puedes cuando me animas a no estar mal. Cuando todo está mal y tú lo pintas bien. Me puedes.


Por esto te quería decir que me puedes, sin más. Y aquí me tienes, entregado a hacer lo mejor que saben hacer dos que de verdad se quieren.

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